H. és llicenciat en Dret, Història i estudiant d'Antropologia. Just frega la trentena. Resta intern a Quatre Camins i treballa d'ordenança a la biblioteca i al poliesportiu del centre. És un bon exemple de com pot ser de polièdric el conjunt d'interns a un centre penitenciari. Apassionat de l'estudi, sempre el veus amb un llibre a les mans. "Son mi evasión. Me mantienen a flote entre tanto naufragio" va dir-me en una llarga conversa on m'explicava la seva experiència jurídica-penitenciària. Li vaig parlar d'una entrevista que havia llegit al doctor i profesor en Dret Penal Julián Ríos Martín i que buscava el seu llibre Manual de Ejecución Penitenciaria. Defenderse de la cárcel. Gràcies a Cáritas és disponible la edició d'enguany a la biblioteca de Quatre Camins. Al seu pròleg llegeixo el següent:
"El funcionario de Instituciones Penitenciarias ha sido muchas veces el gran olvidado, cuando no por una demagógica inversión de papeles, convertido en el malo oficial, el culpable de un estado de cosas que él no ha creado, el miembro de la comunidad enfrentada a la de los dignos de piedad: cuanta injusta descalificación, cuanta desconfianza, cuanto desazonante menosprecio, cuanta disuasión de acercamiento se adivinan tras posturas que, desde la comodidad de fuera, pretenden presentarse como paladines de las luchas de los internos. La solidaridad con estos funcionarios, el aplauso de sus decisiones correctas, el respaldo de su quehacer, la muestra de confianza, la presunción inicial y sistemática de su buena fe, darían un giro singular a las posibilidades de un tratamiento eficaz en orden a la reinserción de los penados. No se puede desazonar, desanimar, descalificar, perseguir incluso, y pedir al mismo tiempo entrega, vocación y entusiasmo. El reconocimiento social de la labor de estas personas, la conciencia de su poder, el estímulo a usarlo con justícia, siempre han sido necesarios, y ahora más que nunca."